¡Afortunadamente! El mes de abril se ha portado como dicta la sabiduría popular y, mientras escribo esta nueva entrada en el blog, la lluvia está limpiando mi terraza, regando mis plantas, llenando de gotas mis cristales, manteniendo a los cuadrúpedos en casa y haciéndome muy, muy feliz. Abril ha sido un mes movidito, en el que la Semana Santa apenas ha dado tiempo a descansar, pero ha traído lluvias, algún que otro quebradero de cabeza, encuentros vampíricos, reuniones de diversa índole y, sobre todo, mensajes de amor que compensan esos quebraderos de cabeza. Abril trajo un rey cazador (bueno, el rey estaba ya, así como su asquerosa afición...) que debería haberse roto los cuernos en lugar de la cadera, pero nos trajo también el día 14. Trajo ayer la muerte del caballo Xelín y vaya usted a saber de cuántos toros en el comienzo de estas odiosas barbaries que acompañan a la primavera, pero con abril vino también la adopción del gran perro Goliath. Como todo, cal y arena, arena y cal. Al final, mi familia - la humana, la felina, la perruna, la aviar, todos y cada uno de los miembros que la componen - mis amigos, mis libros, mi música, mi cine, mis series, mis causas no tan perdidas, las clases, los alumnos; eso es lo que me da LA VIDA, con mayúsculas. Gracias, abril, por esas aguas mil y por todo lo que ellas han traído. Al final, lo bueno queda, y las malas intenciones apenas alcanzan la categoría de fango. Lástima que haya quien se empeñe en enfangar. Podría ser todo taaaan fácil...
En media hora.... segundo episodio de la segunda temporada de Game of Thrones... Yaiiiiiii.
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