domingo, 30 de junio de 2013

Final de junio esperanzador (Gracias, Minus)

Soy consciente de que escribir un blog supone, en algunas ocasiones, dejar al descubierto experiencias muy personales a lectores que pueden conocerme desde el ámbito público. Suelo ser celosa de mi privacidad pero soy también muy emocional y esta parte me lleva a revelar estas experiencias personales cuando, por cualquier motivo, se produce un acercamiento especial con mi interlocutor. Así, por ejemplo, algunxs de mis mejores amigxs fueron antiguxs alumnxs (hoy sería más difícil porque podría ser madre de algunxs de ellxs - una madre joven, pero madre al fin y al cabo - aunque alguna conversación especial ha habido ¿verdad I, alias Claro de Luna?) y algunxs de mis grandes amigxs fueron profesores míos.
Mirra, Minus y Mimi, cuando sólo eran tres.

Todo esta parafernalia viene porque algunxs de estxs alumnxs han escrito en mi blog y no sé si quizá esperaban encontrar en él cosas más "académicas" y se encuentran aquí con una profe que no tiene problema en abrir su corazón al ciberespacio. Pero, bueno, esa era mi intención cuando decidí escribir un blog: hablar de las cosas que quería compartir con cualquiera que arribara aquí; de mí, de mis cosillas, mi vida, mis pasiones, mis filias, mis fobias, mis causas no tan perdidas... de todo un poco. Quien me lea me encontrará a veces exultante, otras indignada, otras triste y en otras ocasiones destrozada.
Destrozada estaba cuando escribí la entrada del mes de mayo, cuando acababa de perder a Minus, uno de mis compañeros no-humanos (por cierto, no es el que aparece conmigo en la foto de perfil, ese es Michi). Mayo fue el mes del miedo y la incertidumbre, del sufrimiento por unas sospechas que luego se confirmaron y por la preparación de la despedida, pero también fue el mes del cariño, del muchísimo cariño que recibí de tantísima gente en momentos de tantísima angustia. Junio ha sido un mes de duelo y de desesperación, de estancamiento, de literales aullidos de dolor pero, de nuevo, de muchísimo, muchísimo, muchísimo amor recibido y que me hace estar eternamente agradecida.
Pues bien, si mayo terminó en esta nota de dolor, junio termina en una nota de esperanza. Ya se anticipó anoche, cuando asistí al magnífico concierto que la OCG dio dentro de la programación del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Bajo la dirección de uno de mis directores más queridos, Harry Christophers y junto a su coro The Sixteen, la OCG interpretó dos obras de Haydn y mi Réquiem favorito: el de Mozart, en el que encuentro una garra que no siento en otros. Mi pensamiento se fue a Minus y a todxs lxs que ya no están aquí y la experiencia fue epifánica. No hay otra palabra. Y esta mañana, al fin se ha producido lo que llevo pidiendo todo este mes: he soñado con Minus o, mas bien, Minus se ha metido en mis sueños. El sueño no lo voy a contar en detalle aquí, baste saber que yo era consciente de que había muerto y que no quería apartar mi vista de él temiendo que se esfumara, que temía que fuera sólo una ilusión mía y necesitaba la confirmación de una de mis grandes amigas que estaba conmigo en casa. Minus estaba allí, conmigo, como se que está aquí, conmigo, pero de otra forma. Así me lo ha querido hacer saber Minus (y ahora sé que Mimi me avisó). Estoy convencida. El sueño ha sido precioso.
Una vez más, gracias, mi gatito noble, mi Minus es más.

Aquí estoy
Minus: "De nada, mujer, a mandar (pero poco ¿eh?). Miau."