sábado, 10 de agosto de 2013

¡Desconexión!


¡A descansar!
Nos vemos a la vuelta. La familia humana se queda cuidando de la no-humana, pero ojalá pudiera llevármelos a todos conmigo.

2 comentarios:

  1. Que lo pases bien en tus vacaciones, Margarita, te lo mereces.
    Acabo de pasar por una racha bastante mala en casi todos los aspectos de mi vida y he de decir que lo único que me apetece es volver a estar en una de tus clases de Literatura (afortunadamente parece que este año tengo clase contigo otra vez).
    Que lo pases muy bien.
    L.

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  2. Hola, Anónima.
    Muchas gracias por tus buenos deseos. Ya de vuelta y con las pilas puestas.
    Siento mucho lo que me cuentas sobre esa racha bastante mala en casi todos los aspectos de tu vida, me alegro mucho de que tengas ilusión en las clases de literatura y me emociona no te imaginas cuánto cómo te refieres a mis clases. Aunque no sepa quién eres, sólo de saber que disfrutamos juntas con lo que hacemos en clase me proporciona una felicidad inmensa.
    Déjame que te cuente algo. No sé si has visto la película "Tierras de Penumbra" ("Shadowlands"), con Anthony Hopkins. Un peliculón hermoso, pero coge un paquete de pañuelos porque yo ya estoy llorando nada más que de recordar una escena en particular. Está basada en una etapa de la vida del escritor británico C.S. Lewis y, en un momento de la película, un alumno le dice que "We read to know we are not alone". Cuando vi la película por primera vez (es del 94, así que tú eras una pipiolilla) pensé que se refería al acompañamiento físico que nos dan los personajes mientras leemos, pero, al ir pasando el tiempo me he dado cuenta de que es un acompañamiento mucho más profundo. Conforme te vayas haciendo mayor y vayas acumulando lecturas y experiencias (parezco una abuela ¿verdad?) te darás cuenta de que los libros no sólo te acompañan físicamente mientras los lees, sino que encuentras tus experiencias vitales ocurriéndoles a otros personajes y, entonces, te das cuenta de que no estás sola en este camino que es la vida, de que todo ser vivo es una extensión de lo que le rodea y que no hay experiencias exclusivas. Eso es lo que nos enseña la literatura, las historias, aunque sean de ficción: que cada experiencia personal es única (nadie más que tú puede sentir tu dolor, tu alegría) pero, en cierto modo, no es exclusiva, y eso, insisto, nos hace sentirnos acompañados. Todo el mundo experimenta el enamoramiento, la pérdida de un ser querido, aunque para cada uno y en cada ocasión sea una experiencia única. Como decía en otra entrada en este blog, precisamente por eso existe el arte, porque nos peleamos para expresar con palabras lo que nos pasa en este cuerpecito lleno de emociones y, afortunadamente, nunca se consigue del todo. No hay palabras para el dolor y el amor, pero mientras nos peleemos por encontrarlas, seguirá habiendo poesía.
    Deseando volver a tenerte en clase, recibe entre tanto un abrazo muy, muy, muy fuerte.
    Marga

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