Mmmm ¿intrusos? ¡Mola! |
Este personajillo adorable y sinvergonzón ha sido, junto con Mani, la estrella invitada de nuestras vacaciones en Goupillières.
Qué poco podía imaginarme yo que nos estaba esperando esta sorpresa en casa, para añadir un mágico toque felino a estas vacaciones en las que, por primera vez, hemos añadido un toque perruno llevándonos a Mani (y a Caracoli ¿eh?).
Cherchez le chat... |
Y es que es un descarado encantador: saltó al jardín, empezó a olisquear las maletas, entró en la casa e incluso osó jugar con la calabaza-pelota de Mani. Era una delicia levantarme por la mañana y esperar a que Lluqui viniera, anunciado a veces por su maullido, otras veces llegando sigilosamente, pero siempre correteando y saltando. Incluso Mani se ha atrevido a adentrarse en algunas zonas del jardín, sólo cuando veía que Lluqui se aventuraba. Hemos pasado horas juntos leyendo, jugando, durmiendo (dos noches me lo encontré en la cama cuando me iba a dormir) y ya estaba yo pensando en lo que me iba a costar decirle adiós y tener que esperar a la próxima visita para verlo, cuando al muy sinvergüenza le dio por desaparecer unos días antes de venirnos. Pensaba que quizá la lluvia lo habría mantenido dentro de casa, pero los vecinos nos dijeron que llevaba tres días sin aparecer y a mí se me cayó el mundo encima; en seguida pensé que algún zorro podría haberlo cogido o algún coche lo podía haber atropellado. La zona es muy tranquila pero... nunca se sabe.
Casi, casi tolerándose |
No iba yo a estar escribiendo tan tranquila de este ladrón de corazones si no fuese porque la semana pasada tuvimos noticias de la vecina: Lluqui ha vuelto pero, nos dijo, está haciéndose muy independiente. Al señor le da por visitar las casas de los vecinos (vamos, igual que hizo con nosotros) como si estuviera haciendo un estudio comparativo para ver quién le da las mejores chucherías, los mejores mimos o quién tiene la cama más mullidita. Las lágrimas eran ahora de una alegría explosiva; ninguna de las horribles imágenes que habían pasado por mi mente eran realidad. Lluqui seguía saltando por el jardín, sólo que yo ahora estaba en Granada y no podía darle un abrazote de los míos. Luego, vino la reflexión: "¿Será traidor? Ni siquiera vino a despedirse de mí. ¿Ni un mísero miaurevoir me merezco? Yo con el corazón roto y él de picos pardos".
¡Infiel encantador! Un vrai voyou!
Me duele la cara de ser tan guapo |
Hoy hace un mes que lo conocí y en esta época crecen una barbaridad, así que en un mes habrá cambiado bastante; seguro que ya ha mudado esos colmillitos y ahora empiezan a tornarse en colmillazos. Me recuerda mucho a Michi, sólo que lo que Lluqui tiene de rubio, Michi lo tiene de gris. Creo que va a ser el mismo tipo de gatazo que Michi. Espero volverlo a ver cuando volvamos a Goupillières. ¿Me reconocerá?
Por supuesto que sí... ¡me quedo con tus chuches! |