
Por la noche le preparé una mantita en el suelo, para que se acostumbrara a dormir en ella. Apagué la luz y aquella bolita se subió a los pies de la cama. Lo bajé, apagué la luz de nuevo y se volvió a subir, como si nada. Aún me parece verlo, tan pequeñajo y despeluchadillo. Resabiado, a la tercera se hizo un rosquito en la almohada. Y fue la primera noche que durmió en la que ya pasó a ser SU cama. Hoy hace 22 años que llegó a nuestras vidas para quedarse, aunque el 24 de noviembre hará 14 que lo echo de menos. Mientras el mundo celebra que un 9 de noviembre cayó el muro de Berlín, yo celebro que tres años después llegó a mi vida una criatura que me la cambió por completo, y que me descubrió rincones de mi corazón que no conocía. Llegó para quedarse para siempre. Te quiero, Mirrimoncho. Hasta el reencuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario