James Moriarty y Sherlock Holmes (Consulting criminal vs Consulting Detective) |
La espera, al menos en lo que a mí concierne, no va a estar vacía. Espero ansiosa no sólo la tercera temporada de Sherlock, sino la más cercana segunda temporada de Game of Thrones y la tercera de Downton Abbey (aunque la calidad esta última no se acercó a la de la primera). Digo que la espera no va a estar vacía en lo que al territorio "series" se refiere porque ya me he puesto al día con Once Upon a Time, la nueva serie de Edward Kitsis y Adam Horowitz que emite en España la cadena AXN. Se me pasó el estreno, ensimismada como estaba con Sherlock, pero ayer emitieron los tres primeros episodios y ya estoy lista para la acción.
Once Upon a Time / Érase una vez |
Si bien me costó acostumbrarme a los escenarios del mundo de los cuentos de hadas (un poco fake para mi gusto) y no dejaba de ver en el troll del tercer episodio a un orco escapado de The Lord of the Rings (es que hasta la voz era la misma), me habitué pronto a la particular puesta en escena, igual que lo hice a las horteradas que salpican True Blood y que, no cabe duda, son señas de identidad de la serie.
Independientemente de los gustos, creo que Once Upon a Time llama la atención sobre un aspecto que me parece fundamental: el hecho de que las narraciones folklóricas (sean mitos o cuentos de hadas) nos proporcionan unas raíces que se extienden, perdón por lo manido de la expresión, hasta la noche de los tiempos. Como expresó mi querido Tolkien en el poema Mythopoeia, la mitología contiene verdades espirituales y fundacionales y la mitopoiesis ayuda a elaborar y conectar con esas verdades. Los cuentos de hadas cumplen también esta labor, como subrayara Bruno Bettelheim en sus The Uses of Enchantment (traducido al español como Piscoanálisis de los cuentos de hadas), al ayudar a los niños a enfrentarse a sus miedos en términos simbólicos, permitiéndoles crecer emocionalmente y proporcionándole las herramientas necesarias para embarcarse en la aventura de vivir.
Hoy en día, me asombra descubrir que mis estudiantes no han crecido con los cuentos de hadas con los que yo lo hice, igual que desconocen los mitos clásicos o incluso las historias del Antiguo Testamento. El desconocimiento de la tradición clásica y la bíblica los inhabilita sin duda alguna para comprender la cultura occidental en cualquiera de sus manifestaciones, pero, a un nivel más profundo, y aquí radica la conexión con la serie Once Upon a Time, el crecer sin mitos, sin cuentos de hadas, supone cercenar esas raíces que nos conectan a toda una realidad no-visible que en última instancia conforma lo que hoy somos. Un árbol no crece sin raíces. Sucede como a los personajes de Storybrooke que, expulsados del mundo de los cuentos de hadas al que pertenecen, desconocen su propia identidad. Hace falta que un niño de 10 años, gracias a un libro de cuentos de hadas, ayude a una adulta - que tampoco sabe de dónde viene - a deshacer el hechizo.
El jovencito Jared S. Gilmore como Henry Mills |
La mejor actuación, sin duda alguna, la de Lana Parrilla, en su papel de Evil Queen/Regina Mills que impide que el personaje malvado sea de un negro maniqueo y presenta a una mujer cruel, ambiciosa, egoísta, incapaz de perdonar y, por ello, también torturada. Prometedora la de Robert Carlyle como Rumpelstiltskin/Mr. Gold.
Ahí va un trailercito.